Hablar del amor parece una tontería cuando hablas de terroristas o personajes odiados más que los mismos terroristas
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Si matan a tu hijo, padre, madre o un familiar; creo que un sentimiento normal y natural, es que desees la muerte del asesino. ¿Pero puede hablar de amor con asesinos?
El estado (perfectible) no puede hacerlo y tampoco tener ese deseo. Estoy hablando del estado peruano, porque si agarran y dicen ¿crees que dejarían vivo a Osama Bin Laden luego del 11 de septiembre?
Los norteamericanos no. Esa es la respuesta. ¿Pero el estado peruano qué haría? Marco Aurelio Denegri habla de una especie de, parafraseándolo, -ellos matan cruelmente y los otros responden con la misma crueldad y nosotros los metemos a la cárcel- en QUÉ COSA ESPERAN DESPUÉS, CUANDO LOS DEL ESTADO ISLÁMICO CORTAN EL CUELLO.
Es interesante preguntarse todo esto, pues el amor, la palabra amor; no está presente en la constitución política peruana. El amor al enemigo, el amor al amigo, al cielo, al sol, a la patria cómo y de qué forma lo interpretamos en nuestra constitución.
Aquí una divertida y reflexiva VILLANADA DE LOS LUNES.